La sombra de nosotros mismos
Primidi, 21 de ventoso de 212
Aprovechando una foto doméstico-experimental realizada en un reciente viaje, surge la reflexión platónica de la cueva de las sombras donde se manifiesta un mundo de ideas paralelo al nuestro.
Rebuscando en los zurcidos girones de la sociedad actual relumbra por su oscuridad la cueva de la información.
No sé si por condición antrópica innata, por condicionantes de la selección y el devenir, o a causa del desarrollo científico que impide que accedamos al conocimiento directo y personal de toda la realidad conocida. Nos vemos irremediablemente subyugados a entender, conocer e interpretar el mundo fundamentalmente a partir de lo que nos cuentan los demás.
Este condicionamiento previo nos marca el rol a ocupar por cada uno de nosotros en el ecosistema de la relación ideas frente a las figuraciones que nos hacemos del entorno y de las que se hacen los demás de nosotros.
Llegamos pues a identificar en nuestro día a día, dos actitudes relacionadas con la "gruta", por un lado los prejuicios que confrontan nuestra indefensión ante el mundo; y por otro, la persecución de una imagen que sea aceptada por nuestro entorno funcional y facilite desenvolvernos.
Ambos, prejuicios e imagen, son necesarios, pues son factores de supervivencia. No creo que nadie pueda afirmar en un sentido suficientemente amplio no poseer prejuicios ante el medio y sus congéneres; o no pretender y perseguir la oferta de la imagen personal demandada por los mismos.
La despersonalización viene cuando los grandes medios de masa: globalizadores del mercado a cuenta del mayor postor; y sus réplicas desglobalizadoras; nos informan de los prejuicios y de la imagen óptima que deberíamos poseer para nuestro propio beneficio…
Paulatinamente, rebeldes e intelectuales, compradores y vendedores, reyes de copas y sotas de oro, van incorporando moléculas de sombras y amortiguando sus puntas de personalidad en función del fluir turbulento de los acontecimientos.
Un servidor trata de ser fiel a sus principios, pero aún así no existe fiel de balanza que pueda determinar la personalidad propia frente a la adquirida, más allá de la ortodoxia del espacio y del tiempo que nos toca.
Sean recibidas sus postillas humildemente, pero si llegan en sobre lacrado y bandeja de plata, también sean.
SALUD.
3 Postillas:
That's it.
Lo original, no existe. Lo original quizás existió. Eso veníamos hablando algunos el pasado viernes, entre cafeses descafeinados y tostadas sin tostar, y con el reloj de la vuelta al trabajo sonando de fondo.
Y eso es lo que he recordado al leer este poste para personas meditabundas. Lo original, si existió, dejó de serlo al formarse una idea de lo que ella misma es en tu cerebro. La sombra.
Creer que uno es original en su percepción del mundo, o en su ideario diario, o creer que uno permanece puro ante el acoso medio mediático, es ilusión y es inútil. Pretender serlo, quizás, no lo sea. Pretender serlo, quizás, dignifique la existencia de cada existencia.
Quizás, las asíntotas dignifiquen la lucha.
Saludos muy asintóticos, mas tónicos. Muy bueno :D
lunes, 13 marzo, 2006
"The shadow of the man I used to be..." ...
martes, 14 marzo, 2006
No sé, amigo Carlos, si entre tus asíntotas incluyes el acercamiento paulatino hacia la norma promedio... Pero creo que esa es la tendencia que debemos esquivar.
Sensación dame, de que esa norma está marcada para el bien de los poderes reales (que no monárquicos), más que para el de la comunidad misma. Así que debamos buscar un camino más próximo a las asíntotas que nos benefician a nosotros mismos, que en definitiva somos los que sufriremos o disfrutaremos de vivir nuestra Vida.
jueves, 16 marzo, 2006
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