"No sé si soy clásico o romántico, dejar quisiera mi verso como deja el capitán su espada: famosa por la mano viril que la blandiera". Antonio Machado

25 abril 2007

Prudencia

sextidi, 6 de floreal de 213

Apenas la vi en dos instantes y en tres fotografías, sesenta años de diferencia entre unas y otros, siempre esbelta o al menos erguida. Toda una vida esperando nada.

Ayer la recordé tras escuchar a Antonio Machín pidiendo que lo esperaran en el cielo... Y es que Prudencia se pasó la vida esperando un reencuentro, mientras despachaba en aquel estanco a pie de carretera, hasta que unos años antes de morir le quitaron también la carretera.

No sé exactamente cuándo ocurrió, tan sólo sé que un día mi abuela dejó de pedir que la lleváramos a visitarla. Lo que daría Yo ahora por una tarde escuchando a mi abuela y a Prudencia, sin hacer preguntas, verlas tranquilas atravesar un océano de 70 años y sentarse en la orilla a oir las olas.

Toda una lección de sociología e historia desenmascarando las costumbres de otra época, y las duras obligaciones impuestas por los entornos.

Ambas destinadas primero a ser cuñadas y luego desdestinadas, pues con 19 años se convirtieron en hija única y en viuda soltera, condición que arratrarían ambas hasta los comienzos del actual siglo; pero entonces era octubre de 1936 y aún tenían que cambiar muchas cosas.

Ya se fueron las dos, con la esperanza de encontrarlo a él; con la intención de preguntarle cómo fueron los últimos momentos; cómo se siente la soledad de ese instante eterno de echarlo, para siempre, TODO de menos.

Al menos mi abuela supo al irse que descansaría junto a su hermano. Con Prudencia siquiera tuvimos la desfachatez de agradecerle el Amor en ausencia y acompañarla en sus recuerdos de lo que pudo haber sido, y despedirla.

Pero en fin, lo que no se hace queda sin hacer para siempre, y aún en el teórico de que sea posible aprender de la historia, no siempre se nos brinda una segunda oportunidad para demostrar el conocimiento adquirido.

SALUD

6 Postillas:

Blogger Fatima dijo...

Me fascina esa capacidad tuya para convocar el pasado. Yo ni siquiera sabía que se llamaba Prudencia. Sí que había oído a la abuela hablar de esa novia de su hermano que nunca se volvió a casar. Y eso ya es motivo de admiración, porque me parece un enorme sacrificio (me gusta pensar que por amor). Porque los amores de antes, ya no son como los de ahora. :-)
Beso de prima.

viernes, 11 mayo, 2007

 
Anonymous Anónimo dijo...

Estos últimos "relatos" tienen un marcado caracter de novela autbiográfica. Pero ¿cuando escribe uno algo que no sea una fibra de sus vivencias, experiencia y conciencia, de la propia biografía? MAR.

lunes, 11 junio, 2007

 
Blogger carlitosreina dijo...

Las voces expertas de las dulces arrugas son las más cálidas voces. Esas que cuentan la historia como si de un cuento se tratase.

Bellas voces. Las más.

sábado, 23 junio, 2007

 
Anonymous Anónimo dijo...

No te lo vas a creer pero la mejor amiga de mi abuela se llamaba Prudencia... la Pruden.
Un beso darling.
sylver

martes, 18 septiembre, 2007

 
Anonymous Anónimo dijo...

He vuelto a visitar tu página y no hay nada nuevo. Me gusta leerte pues tienes "algo" que decir y sabes decirlo, y con un estilo muy propio y personal. Tienes una sensibilidad especial para percibir y "tamizar" la vida. En fin, quiero decir que nos gustaría seguir leyéndote.MAR.

miércoles, 03 octubre, 2007

 
Anonymous Anónimo dijo...

He vuelto a la hermosa casa de los "enriquismos", Google, el mayordomo me ha abierto solícito la puerta, pero una vez dentro me encuentro la casa vacía y fría. De las paredes cuelgan aun los hermosos cuadros quue ya tenía, pero todo se va avejentando y en algunos rincones van asentando su dominio algunas arañas que van tejiendo su labor. Es necesario abrir las ventanas y comenzar de nuevo, o "continuar de nuevo". ¿No crees? MAR.

viernes, 05 octubre, 2007

 

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