"No sé si soy clásico o romántico, dejar quisiera mi verso como deja el capitán su espada: famosa por la mano viril que la blandiera". Antonio Machado

11 febrero 2008

Crónica de una muerte (firmada)

Tridi, 23 de Pluvioso de 214

No sé si llegaré a ver a mis hijos ya mayores. No sé si conoceré a mis nietos, o ni siquiera, sin ánimo alguno de dramatismo, si llegaré a alcanzar esta primavera la edad que (según dicen) tuvo Cristo, uno más de los que pudo cumplir Miguel Hernández, y dos menos que viviera Mozart.

No me parece ningún misterio que no sepa esas cosas, detalle más de la aleatoriedad del Universo. Lo que me sorprende es poder encontrar gente que vive sin que se les pase por la cabeza la idea misma de morirse.

No creer, aunque sea por reducción al absurdo, que el sentido mismo de la Vida viene impregnado de Muerte, y no de Inmortalidad.

A mí me gusta sentirme río, a pesar de los versos de Yupanqui en los que lamentaba "quién pudiera ser laguna".

Río que surge un día en la pura montaña. Que se descuelga raudo a comerse el Mundo, que crepita en su turbulencia y es por todos mirado, admirado.

Río de espumas y burbujas, de chopos frescos y de trucha altiva. Eco de río en las montañas. Ribera de vara entretenida y juncos que hacia el cielo señalan.

Río que luego divaga, entre vacas y rebaños, entre pastores y hogueras. Por meandros, bajo puentes y entre cañas. Que mastica roca y la hace arena. Que quita aquí y pone allá, que a veces se bifurca y otras se hace peligroso. Que acoge.

Río de botes pequeñitos, con pértigas y remos de bogar sensato. De percas, carpas y barbos, de cangrejos rojos, americanos. Curva y vado misterioso, álamo blanco, carrizo y mirlo acuático, pescando.

Río que cuando más caudal posee, más lento va. Se ensancha y se relaja para ver pasar los barcos, hasta saborear los salobres efluvios de los últimos momentos.

Río libre ya, de valles angostados. Libre en llanuras infinitas, en las que se tumba desbordado a lamer el tronco fresco del taraje y de los pinos, y el secano. Río de arcilla pensativa, de limos blancos, de lucios que añoran volver al rincón donde jugaron las infancias de los lucios a favor del río a salvo.

Río que deja de ser Río por hacerse Mar; del que nunca sus aguas volverán a juntarse para hacer otro viaje sin retorno.

Río hoy, uadí un día.

Y sin embargo hay personas que viven evocando apenas un canal de riego. Con anchura y pendiente casi uniforme; sin revueltas, ni caídas, ni turbulencias. Se van perdiendo poco a poco por compuertas laterales, manteniendo siempre la misma imagen, el mismo espíritu, forzando la ausencia misma del espíritu.

Monótonos en su singladura, jugando al artificio del sifón o las arcadas, para acabar evaporándose en un arrozal patibulario. Esperando el capricho del bigornio sin atreverse a mirarlo.

¿No es acaso la Felicidad, el objetivo básico de la Vida que como humanos se nos ofrece?

Y ¿No es la Muerte condición sine qua non dentro de las pocas reglas que definen la partida?

¿No estará el sentido de tanto teatro más lejos de la tramoya que de la dualidad misma Felicidad - Muerte?

Piénsense dentro de mil años e intenten sonreir.

Mientras tanto:
SALUD

5 Postillas:

Blogger Fatima dijo...

NENE!!!!!! con tanto dramatismo!!!!!... Coño, yo espero verte cumplir muchos años... :)
Beso de prima. Espero en breve darte alguno en directo!!!

miércoles, 27 febrero, 2008

 
Anonymous Anónimo dijo...

Mi admirado amigo, deja en su simpleza vivotear al ciudadano de a pie que son numerosos los personajes destacados de nuestras sociedades, pero numerables. ¿Crees que hay quien no piensa en la muerte o más bien quien no lo admite por miedo?
Tal vez, simplemente no es consciente de lo que ocupa su mente.

jueves, 13 marzo, 2008

 
Anonymous Anónimo dijo...

bien.
quién pudiera no pensarla...
si la muerte vive en cada cumpleaños, en cada proyecto que se acaba; habita el sonido seco de las cucharas húmedas en cada taza de café. La muerte habita el silencio en un grito y la palabra en un vacío. La parca es una pausa, una coma, una tilde, un punto, dos, tres puntos suspensivos. Muero, y sigo.
¿Quién entonces puede no vivirla?
¿No será que algunos prefieren/imos quedarse en el río masticando roca?
¿No será que "ojo que no mira más allá no ayuda al pie"?
Cada uno es cada cual, pero la muerte, como la vida, siempre es la misma. ¿no?
Una abraçada, Enrique

pd. y un trasvase en el río...
(César)

martes, 18 marzo, 2008

 
Anonymous Anónimo dijo...

Dos lecturas: (Las lecturas no se recomiendan, "pero en su caso haré una excepción")

Mesías, de Gore Vidal
Las intermitencias de la Muerte, de José Saramago.

No sé si esta vez se quedará esta nota; la de antes parece que no se ha quedado.

Besos de Mariposa y Abrazos de Oso.

Desde la Sierra Sur, allí donde "el solano" manda, por órden de Don Viento de Levante.

Smilax

(http://reflexionesdesdemiazotea.blogspot.com)

lunes, 07 abril, 2008

 
Blogger Fran Villaécija Gómez dijo...

killo de tanto hablar de rio y de agua me toi meando..un momentito..ya..cuando el agua fluye desde mi vegiga hasta el hueco mojado de mi water me siento mucho mejor..pero ya se me ha olvidao lo que iba a decirte..asin que otro dia te contesto..bueno, claro, contando con que otro día siga vivo, porque tal y como lo planteas la cosa esta chunga, y sino que se lo digan a michael jackson..un abrazo

viernes, 20 noviembre, 2009

 

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