"No sé si soy clásico o romántico, dejar quisiera mi verso como deja el capitán su espada: famosa por la mano viril que la blandiera". Antonio Machado

27 agosto 2006

Los tempos d'El Tiempo

Decadi, 10 de Fructidor de 212

Después de muchos días sin Volver; yendo y viniendo por diferentes parajes y por diversas actividades; me siento aquí y ahora para plasmar algunas reflexiones acumuladas en estos días de soledad.

En principio surge la idea de este poste, como respuesta al comentario de mi prima Fátima, en el artículo anterior: Un rato después, 2000 años antes. Cierto que han pasado más de dos meses, Messidor y Termidor no han tenido escrituras en los que citarlos.

Quisiera decirte, prima, que mi afición por las piedras no debe separarse nunca de mi afición a El Tiempo, la auténtica base de la comprensión geológica. Se me pone la carne de gallina...

... El Tiempo ...

Aún recuerdo mis juegos de niño (en soledad, porque o me avergonzaban o no solían apetecer a mis amigos), reproduciendo toda una mañana la vida en el Paleolítico o en la Roma Imperial; cronómetro en mano, certificando cuánto tardaba en almorzar o en llegar al colegio... O mis mañanas de sábado entre los 12 y los 14 años, que tan marcial me iba al Museo Arqueológico a limpiar cerámica romana, con agua cepillo y paciencia. A esperar que los arqueólogos me enseñaran la excavación vigente y me explicaran las conclusiones de sus distintos estratos.

El Tiempo ocupaba mi Vida.

Las piedras encierran para mí el mayor almanaque o hemeroteca que llego a entender. Me hacen pequeño, insignificante, y me trasmiten los reflejos de la frugalidad de mi propio Yo.
He visto a través de ellas que la Naturaleza es la que es, y que sea la que nos gustaría que fuera no es más que una decisión personal.

Yo he decidido que ésta es la Naturaleza que me gusta, y me afano en conocerla para recibir el máximo; como cuando se recorren todos los rincones del amante sin dudar que antes de llegar al siguiente, va a ser otro nuestro rincón favorito.

He decidido que quiero estar "allí" cuando me muera. Sin pretender que mi recuerdo trascienda más allá de los que quiero y me quieren (difícilmente llegará a cuatro generaciones, y si no ¿qué más da?).

¡Qué coño importará a Van Gogh o a Cervantes que ahora los veneren! Aunque si consiguieron ser felices y conscientes con lo que hicieron, aunque no fueran sus grandes obras el fruto de su Felicidad, creo que triunfaron como personas.

Así que entiendo que debemos encontrar el ritmo apropiado a nuestra Vida, con Franqueza y Serenidad, cada uno el suyo. No todo presto es más intenso que un adagio, como tampoco puede perdurar un andante en la subida y en la bajada.

Ese "Tempo" maravilloso lo tendrá que fundir cada uno a sus relojes, sin que el esfuerzo sea mayor que el resultado, es decir, con Serenidad; y sin que vivamos los ritmos de otros, las Vidas de otros, o sea, con Franqueza.

Ahora me voy a dormir en el mismo lugar donde murió Quevedo*. Hasta mañana.

SALUD

*: Hospedería Real de Quevedo. Villanueva de los Infantes (Ciudad Real).