"No sé si soy clásico o romántico, dejar quisiera mi verso como deja el capitán su espada: famosa por la mano viril que la blandiera". Antonio Machado

26 marzo 2012

Llueve Sobre Seco

Sextidi, 6 de Germinal de CCXX

Hoy me embarga la nostalgia
de las tardes de lluvia,
del cielo gris y la bruma
al alcance de la mano.
Tierna nostalgia mía
de lagares poblados,
de rastrojos queridos,
de sangre dando la vida
sin la sangre que la quita.

Hoy me embarga la nostalgia
de lo que pudo haber sido,
de nostalgias futuras que no vendrán,
que no tendremos.
De ladridos perdidos
en la tarde junto al viento
que los lleva a otros lares,
que amortiza otro encuentro.

Hoy me llega en tu sonrisa
sin hielo azul tu venganza,
hoy adolezco de prisa,
hoy me compenso de pausa.
Hoy el cielo va a adherirse
al encuentro de mis ganas
a las que ganan las tuyas,
cuando me inflaman el alma.

Que dificil compañera
la argamasa de los templos,
la de la cal y la arena
que solo endurece el tiempo.
Que dificil la penuria,
soledad y marejada,
el dedo hacia la Luna
del niño que amaba el agua.

Y que de adulto no sabe
si es su dedo el que señala
el camino hacia adelante
porque el camino menguaba.
Y que aun de viejo no sabe
si es más alegre el que canta
o si espanta tempestades
con el miedo en la garganta.

SALUD

12 marzo 2012

iso200 f8 18mm

Duodi, 22 de Ventoso de CCXX

Primavera temprana.
Rastrea la manzanilla
y azulea el romero.
La arcilla se endurece
y libera el guijarro
que contuvo enamorada.

Gorjea la tórtola,
la perdiz se acama,
el Sol va escalando la espiral del cielo,
la sombra menguando.
Orión cae luchando
pues las Tres Marías lloran de ganas,
de disfutrar este año
de la primavera temprana.

Mi corazón
trenzado de razón,
pide no descansar en su alborada.
Mis pupilas se contraen,
mis pulmones se dilatan,
mi ser,
rasgando el invierno
salta al vacío
de la primavera temprana.

Mi Yo con mis ganas,
mi entorno y mi Todo,
parte por parte, parten
al horizonte
por dónde, fluida se derrama
la versión sin subtítulos:
original e inimitable,
(abanderando al estío)
de la primavera temprana.

La luz, la luz, la luz
mediterránea de equinoccios
que reclaman, los fotones
de tu ausencia.
Los neutrinos de tu cama.
Las pasiones tan étereas
que la física reclama,
que la química esboza,
que a la biología llama,
en el uno más uno eterno
de tu primavera temprana.

Arroyo abajo corre
mi soliloquio y mi flama,
que me obliga a desnudarme
hasta el engrudo
del alma.
Certero, perdido,
sin nada,
intentando parar el tiempo
en la primavera temprana.

SALUD

04 marzo 2012

Moribundo García

Quartidi, 14 de Ventoso de CCXX

Apenas reparó en la magia que lo rodeaba: veía salir el Sol, porque sí. La marea subir y bajar. Los aviones pasar dejando sus estelas brillantes las noches de luna. El viento balancear suave o enfadado las varas de los chopos.

Apenas reparó en los sueños que no tuvo. Sabía de los enamorados que se escondían en los barrancos y comían pipas las tardes de paseo. De los labradores que plantaban árboles y recogían sus frutas. De los que un año se fueron lejos y tan sólo regresaban los calurosos veranos. De Ramiro y su moto nueva.

Apenas reparó en la gente que lo quiso. Se dejó criar ufano, sin agradecer nada a los suyos. Se dejó casar un día, por aquel cura triste y medio sordo. No conoció a sus hijos, aunque le hicieron abuelo. No conoció a sus nietos, aunque lo veneraban. A los perros que alimentaba sólo les hablaba al tropezar con ellos. A su mujer sí le hablaba, pero rara vez coincidía que la mirara a los ojos.

Apenas reparó en el paso del tiempo. En la prisa siendo joven. En las tardes siendo niño. Y en tanta y tanta nieve de aquel invierno infinito. En cómo se iban yendo, primero los viejos, detrás los amigos, y algún desdichado joven que dejaba mujer e hijos.

Apenas reparó que es grande ser sencillo, aburrido ser neutral, y ventajoso ser vencido. Nunca se miró a sí mismo, no se valoró, no quiso disfrutar de sus pulmones cuando aún estaba vivo.

Apenas repara ya hoy de la sombra del olivo, que barre su sepultura desde poniente a levante. De las hojas que le caen, de la aceituna y del aire que respiran ya los otros, los que derraman su sangre, su sudor, su llanto, o el grito y la alegría del amante, que disfruta de estar vivo antes de que sea tarde.

SALUD