"No sé si soy clásico o romántico, dejar quisiera mi verso como deja el capitán su espada: famosa por la mano viril que la blandiera". Antonio Machado

07 abril 2006

Del gusano al tamagotchi


Octidi, 18 de Germinal de 212

Dentro de las tribus humanas que ocupan los diferentes roles de la partida de la sociedad, me considero directamente científico, muchísimo más que intelectual, y casi en contraposición a profeta.

Amante de la Ciencia en su planteamiento mismo: la búsqueda por sí sola. Y defensor a ultraja de la cimbra que sostiene el edificio en construcción: el método.

Me descubro ante la tecnología, que viene permitiendo una mayor interpretación del tiempo que nos toca; por activa, en el retraso del inesquivable deceso; y por pasiva, en la liberación de peonadas sobre las que acumulamos esos paréntesis de saber, que no ocupan lugar.

Pero me rebelo, desvelándome en mi habitual ensoñación pseudourbana, contrario a la tecnología de lo fácil, del todo hecho.

Me rebelo, al permutar lo esencial de lo posible, al confundir lo prescindible de lo innato, y al permitir que las nuevas necesidades generadas por los tiempos nos espoleen y galopen, arrastrándonos sin voluntad hacia aquellos mundos de Alicia y Carroll.

Por qué queremos deshacernos, o por qué nos hemos deshecho ya de lo natural, de lo que nos hizo humanos sin dejar de ser animales.

Retornan los tamagotchis periódicamente a las tiendas de variedades para satisfacer el instinto maternal y paternal de los adultos que vienen.

Pero ahora siento abrir la primavera y me revuelvo en la Felicidad de aquellas horas "perdidas" mirando mi caja de gusanos de seda, tocando tímida y escrupulosamente la blandura de los cuerpos. Desvalijando moreras de los parques, a golpe de burlar o desorientar a los pobres vigilantes. Todo para ver forjar los capullos, ver como mis simples bichitos se complicaban la vida para tejer un escondite en el que se producía ajeno a mi vista, el milagro de la metamorfosis.

Hasta que un día al volver de la escuela, rugía el sentir de la vida, el pasar del tiempo, sobre mi arremolinada coronilla de nueve primaveras, y al abrir la caja de zapatos revoloteaba una nube de mariposas que huia inevitablemente fuera de mi alcance. Yo permanecía entonces analizando los cartuchos de seda desfondados, tiraba la caja y los restos de hojas, y tendía a interpretar como podía las formas y las leyes del Mundo que aún hoy ocupo, y me ocupan.

Del tamagotchi, apenas sé nada, sólo que es un intento virtual de desvirtuar esas sensaciones que recorrían los rincones de mi casa mediados los años 80.

Si alguien me lo quiere explicar, reboso en curiosidad.

SALUD

01 abril 2006

La Teoría del Embudo

Duodi, 12 de Germinal de 212

Desde hace algunos años observo un comportamiento propio, que me hace teorizar al respecto, y como siempre buscar relación con la biología.

Consiste, en que cuando me desplazo por itinerarios habituales, bien conocidos, la ruta recorrida para ir y regresar, no depende directamente de la distancia más corta, sino de entrar siempre por el camino más ancho y/o más recto...

Aprovechando el ejemplo gráfico, para ir del punto "A" al "B", comienzo tomando la vía principal hacia el Sureste (camino más amplio y recto) para girar al Suroeste por la calleja secundaria.


Hasta ahí bien. La observación que me llama la atención, se desarrolla en el regreso de "B" hacia "A", donde en lugar de tomar el mismo camino, tornaría hacia el Noroeste por la vía principal para girar al Noreste por la vía menor y nuevamente alcanzar "A".

He ahí la oposición de dos embudos condicionando mis trayectos.

Este proceso muchas veces repetido en los diferentes entornos urbanos que he habitado, me hace pensar en la afinidad natural de los animales por los embudos.

De similar manera se usan pasos que se estrechan progresivamente en la selección de ganado: vacunos, ovinos, e incluso en caza mayor y menor. También ocurre con animales de menor parecido taxonómico con los humanos: en aves de corral, en apicultura existen escapes que hacen pasar las abejas de un cajón a otro, etc.

Sin embargo, cuando paseo por un recorrido ajeno a mi cotidianeidad, tiendo a trazar el regreso por el mismo camino que realicé en la ida... Bien saben los serranos (los de la sierra, los de la tele no creo), que un jabalí que es sorprendido en una finca cercada, emprende su huida buscando los mismos pasos por donde entró, permitiendo así conocer las deficiencias de vallado que precisan reparación.

Si gustan comentar sus comportamientos naturales al respecto de la ruta a elegir, u otros ámbitos, podríamos conocer estadísticamente cuánto tenemos de animal, o quién es el más animal de todos.

SALUD.