"No sé si soy clásico o romántico, dejar quisiera mi verso como deja el capitán su espada: famosa por la mano viril que la blandiera". Antonio Machado

24 diciembre 2008

EL DÍA QUE SE ME ACABEN LAS METÁFORAS

Quartidi, 4 de Nivoso de 215

Abro y ojeo la Odisea, y la cierro abrumado. Piendo, como siempre, en Tiempo.

Saber que hace 30 siglos un personaje del que apenas conocemos su nombre, ideó y narró historias con las que enriquecería el alma de los hombres... Desde entonces no se ha detenido un solo instante el acervo creativo de la Humanidad. Aunque muchos libros ardieron, muchos otros surgieron para rellenar estanterías y bibliotecas, y por ahora la resultante sigue estando en positivo.

Mi vida terminará cuando deje de existir, lo que haya escrito hasta entonces será mi legado a la Humanidad, incluyendo proyectos y estudios técnicos; lo que haya leído hasta entonces seré Yo y morirá conmigo. Pero hasta ese momento los papeles, y sus árboles talados, son las extremidades que sostienen mi alma, las que le permiten asir la realidad y las que la desplazan sobre ella.

Mi alma, es decir: mi Yo, mi voluntad; se mueve sobre ideas, casi todas escritas, en cambio, mis pies andan sobre nubes de electrones... ¿Qué es más real entonces? ¿La materia o la utopía?

El día que se me acaben las metáforas habré albergado todo el conocimiento que pretendía, y seré como un boleto que se pudre ante el invierno no habiendo culminado ninguna cacerola.

El día que se me acaben las metáforas, será porque mi curiosidad cotiza a la baja, será porque no alcanzan mis acciones más conocimiento que el del propio olvido.

El día que se me acaben las metáforas, será porque caen mis manos en aludes agotadas, por la pendiente vespertina y senil de la Vida. Será el firmamento de las estrellas apagadas cuya luz nos ilumina si aún la vemos...

El día que se me acaben las metáforas libros de telarañas ocuparán los pobres estantes de mi casa; y las palabras lanzadas serán lluvias, y las pasiones vividas: ecos en la fragua.

Pero mientras tanto no lucho ni me rindo, no canto ni me callo, avento el grano fino, oliendo cómo vuela agría al fin la paja.

Aquí estoy, no me busco pero me encuentro, a mí y a tí, en cada palabra, y si entiendo lo que entiendo de la Vida, es gracias a la física y a las metáforas.

SALUD