ESENCIAS Y APARIENCIAS
Septidi, 17 de ventoso de 216
No me gustas porque tengas el tipo que me gusta, ni la sonrisa, ni la tez brillante en la que mirábame, ni el pelo aturdido por el caos. Me gustas porque poco a poco alcanzaste la sabiduría que antes no tenías, el ser tú misma, el saber estar. Por eso me consuelo con pensar en sumarte: la que antes eras y la que eres ahora. Soñar que si en aquellos momentos de búsqueda y porvenir, cuando todo esperaba para llegar, cuando tu cuerpo era ola y mi grupa era mar, hubiérame decidido por tí, o quién sabe si no fuiste tú la que no me decidiste, ahora te tendría razonable y madurada a mi lado.
Aunque tu cuerpo, la exteriorización de tí misma, tus volúmenes ya no sean los de entonces; los libros de la vida se enriquecen de tu otro esplendor, del paso de los años marcados en tí, como las huellas de las ruedas en los barros de los viejos caminos. En parte siento no haberte recorrido, pero en parte me alegro de que tus rutas te llevaran hasta tí. Al igual que las mías me han traído hasta el que soy hoy. Me alegra poder decirte, sano y sereno, lo que el ritmo veloz de los años iniciales, los tropiezos y las derrotas no supieran expresarte, ni en mis letras ni en mis miradas.
Por eso esta noche brindo por tí, por la que eras: bella y despistada; y mucho más por la que has conseguido ser: dueña de tí misma, capaz y sabia, con ese aroma a madera que sólo consiguen las mejores añadas.
SALUD